Por: QUETZALCÓATL HERNÁNDEZ
*CAMBIO DE TANGO
*EL OTRO HURACÁN
FELICITACIONES. – Mi querido y estimado lector, me gustaría levantar el telón de esta columna editorial, felicitando al señor Javier Milei, por haber ganado las elecciones en Argentina.
Esto es un claro ejemplo de que siempre es posible cambiar el rumbo de una nación y erradicar sino de tajo, gradualmente el populismo y nepotismo de los que se hacen llamar socialistas y humanistas y terminan saqueando las arcas de una nación.
CAMBIO DE TANGO. – Los argentinos hartos de bailar «con la más fea», deciden cambiarle el ritmo al Tango y dejan atrás esa lírica repetitiva del Peronismo que tanto les afectó en las últimas décadas.
El hambre, el desempleo, la inflación desmedida y por supuesto la delincuencia siguen siendo el pan de cada día de aquella nación sudamericana y que a lo largo del siglo 20 y este 21, fue aprovechado por oportunistas que viendo el escenario, prometían y volvían a prometer un cambio de igualdad, donde el rico debería tener menos y donde el pobre tuviese algo pero controlado por el estado a cambio de la moneda mas importante para cualquier político, el voto.
Sin duda este cambio radical debería ser tomado como ejemplo en México, donde estamos a tiempo de no llegar a esas instancias donde la bandera del «cambio» beneficie algunos cuántos y a sus allegados, mientras al pueblo se le sigue dando «atole con el dedo».
EL OTRO HURACÁN. – Los estragos del huracán OTIS se siguen viendo y sintiendo en el estado de Guerrero.
Basura y escombros por las calles, animales muertos y caminos intransitables, son algunos de los problemas que los habitantes de Acapulco y pueblos aledaños viven en estos momentos si que las autoridades hagan acto de presencia, pero eso sí, a la hora de buscar el voto de la gente, van casa por casa, pintando fachadas, banquetas y hasta se ponen a tapar baches para la foto.
Con esta realidad que impera en esa parte del país, el siguiente huracán que conocerán los zánganos de Morena, será el del desprecio y el rencor; advertidos están.
Y NO LO OLVIDE. – Sonría, sea feliz y recuerde que sonreír no causa impuestos, hasta la próxima entrega.
Redacción